Morgan Writes to You About Joe Pera Talks With You

Morgan
10 min readJul 21, 2022

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Vivimos en la era de la televisión más en boca de todo el mundo que se ha visto. Hemos llegado lejos desde los tiempos en que se descargaban torrents de Lost corriendo a las 6 de la mañana para comentar en el mismo día con colegas (aunque esto haya perdurado con el tiempo) o el poderoso movimiento boca-oreja de Breaking Bad adueñándose de las conversaciones apenas un año antes de terminarse.

Algunas cosas no han cambiado en la era de la televisión potenciada por el streaming. Tenemos el triple de contenido o más del que contábamos hace una década, con una oferta interminable a través de tropecientas caden- Digo, plataformas, en constante auge desde los tiempos en que nos llegó Netflix en 2015, sólo nos ha dado series buenísimas… Y muy malas también. Hemos visto series muy preocupadas de querer ser La Siguiente [Cosa De Moda] sin entender por qué con demasiado dinero, otras que lo consiguen porque tienen clara su identidad y lo petan, otras que son las mismas telenovelas de la CW pero con mejor puesta en escena, un gran movimiento rompedor y fresco para la animación de todo tipo… Y luego tenemos las series más pequeñitas, sin mucha publicidad, de nicho. Esas series que tal vez no sean súper populares pero tienen algo especial.

Hoy hablaremos de una en la última categoría: Joe Pera Talks With You.

Hemos llegado lejos desde los tiempos en que se descargaban torrents de Lost corriendo a las 6 de la mañana para comentar en el mismo día con colegas (aunque esto haya perdurado con el tiempo).

A la hora de escribir este artículo me encuentro sin haber visto la tercera y desgraciadamente última temporada. La serie fue cancelada en mi opinión de manera injusta hace pocas semanas en la carnicería de proyectos de Warner Bros. por parte de Discovery y aún así, una emotiva carta online del propio Joe Pera anunciando tal cancelación fue lo que me bastó para darle una oportunidad tardía.

Cualquiera que me conozca sabrá que me encanta la televisión tanto como el cine. Es de las primeras cosas que tenemos casi como un mantra cuando somos peques en cierto modo, cuando nos dejan delante de la tele y nos acostumbramos a ver esas cosas con monigotes que hablan (¡nos hablan!), que aún no lo sabemos pero que son series, con historias nuevas a diario o semanalmente cuando no estamos en el cole.
Series cambiantes de tono y estructura a medida que crecemos, maduramos, nos interesamos por distintas cosas en la tele: Dibujos animados educativos por la mañana, reposiciones de clásicos de la Hanna-Barbera, Arthur, el Club Disney (o Zona Disney), clásicos de Cartoon Network, los incombustibles Simpson, Bobobo, el inicialmente extraño paso al live action mediante series juveniles o sitcoms, el descubrimiento prepúber de Padre de Familia y South Park como las cosas más graciosas que has visto nunca a esa edad, series live action con tramas serielizadas, comedias españolas como Camera Café o Aquí No Hay Quien Viva con sus larguísimos episodios que pasaban volando, la existencia de Cálico Electrónico y Muchachada Nui…

Esta extensa lista en la que probablemente haya proyectado de más no ha sido más que un breve resumen de cómo fue para mí el paso del tiempo de manera paralela con la tele hasta mi adolescencia, antes de estos intensos tiempos donde el streaming es el rey. Ya sea en un rato autocontenido de 10–20 minutos o en tramas serializadas de 40 minutos en arcos largos, desarrollamos un interés por las historias. Es fácil formar una relación parasocial con las que descubrimos a medida que se van emitiendo: Nos encariñamos con sus personajes, nos identificamos con sus arcos, queremos ver con qué nos van a sorprender, cómo nos harán reír la próxima vez, podemos llegar a odiar cuando nos cancelan lo que nos gusta. Porque al final, lo que queremos en la televisión, es algo que nos ayude a escapar de lo mundano, afortunadamente con un toque de cotidianeidad que nos ancle a la realidad.

Una vez acabé el primer episodio tuve que ir a asegurarme de que realmente esto se emitió [en Adult Swim] y que no se tratara de una confusión.

Es entonces cuando llega este señor, Joe Pera, y rompe cualquier expectativa que pudieras tener de la manera más amable que vas a ver. Lo sorprendente es que sea desde el espacio adulto de Cartoon Network, Adult Swim, hogar de Toonami, la infame Rick y Morty, el show de Eric André, Primal, Los Hermanos Venture… Una vez acabé el primer episodio tuve que ir a asegurarme de que realmente esto se emitió allí y que no se tratara de una confusión.

‘¡Pero Morgan!’, estaréis preguntando, ‘¿Vas a decir ya de qué va Joe Pera Talks With You?’, a lo que yo responderé ‘Paciencia, ahora va’.
Joe Pera Talks With You trata sobre un personaje basado en el comediante homónimo. En la serie es un profesor de coro en un colegio, vive en una acogedora casa con su abuela, es probablemente el hombre más gentil en todo el estado y… ¡Quiere hablarte de cosas! ¿Qué cosas? Las que sean. Cada episodio es nombrado con el tema que quiere contarnos este hombre de gran curiosidad, y pueden ser desde cosas que damos por sentadas en el día a día desde tipos distintos de desayuno hasta la increíble Baba O’Reily de los Who, por que no hablamos lo suficiente de ese temón.

En Joe Pera no existe la cuarta pared. Con su modesto tono educado Joe se presenta, nos da una breve introducción al tema que ocupa su cabeza ese día y nos invita a relajarnos para dar una vuelta a su lado en su acogedor pueblo de Marquette, en Michigan. Aunque probablemente por el camino encuentre un breve desvío en forma de algún vecino o nos acompañe su mejor amigo Gene (Gene Kelly (No, no ese Gene Kelly)) mientras seguimos escuchando a ese afable abuelete en forma de hombre de 33 años que es Joe. Porque no importa de qué tema se trate, tiene una forma de expresarse extraordinariamente cercana gracias a su voz suave que nos hace conectar con él desde el primer minuto.

‘Espera un momento, Morgan’, diréis, ‘¿Es esto entonces un programa educativo? ¿Nos estás dando esta turra para contarnos sobre otro Sr. Rogers?’

Antes de nada, Joe Pera no es un Sr. Rogers ya que bajo su fachada de un buen hombre que te acompaña durante diez minutos tiene momentos que pueden romper con la imagen que se puede tener algo así. Y aquí vengo a hablar de otro factor importante en la serie, que es la comedia.

Tal vez Joe Pera no tenga un tono grandilocuente o busque hacernos ver la inmensidad de la existencia, ni lo busca realmente. Él prefiere centrarse en las cosas pequeñas que forman parte de nuestras vidas.

En el primer episodio, Joe quiere contarnos sobre los distintos tipos de hierro que existen, empezando por un mineral que lleva en la mano. Sin embargo al poco de empezar llega una nueva familia al barrio, los Melsky, que vienen a ver la casa en venta de Joe.
El problema es que la casa de Joe no está en venta, sino que la señal de Se Vende es de otro. Tras un gracioso a la par que incómodo principio con la familia Melsky trotando por la casa, un anonadado Joe da vueltas por el pueblo, mineral aún en mano, para hablar con Gene (que le da otra piedra para su otra mano) y reflexionar sobre qué hacer. Por un lado parecen buena gente pero todo esto le está metiendo en el aprieto de, según él, tener que venderles la casa porque ‘le sabe mal dejarles con la decepción de que se queden con las manos vacías’.
Por otro lado se ha quedado con las ganas de seguir hablándonos sobre el hierro, así que nos cuenta cómo además de que podamos verlo en mil formas en el día a día puede encontrarse incluso bajo ríos, producto de la erosión y pasada actividad volcánica. Al final todo necesita fluir, se transforma, el cambio es necesario en la vida. Es una reflexión bastante profunda y nos dice todo lo que necesitamos saber sobre qué es Joe Pera Talks With You: Las reflexiones en voz alta de un hombre que encuentra lo bonito incluso en las cosas que damos por sentadas en la vida.
Aún así, Joe va a ver a los Melsky y les confiesa el enredo, que le sabe fatal pero que si es posible no puede irse de su casa por lo que significa para él, que por favor no la compren. Los Melsky en cambio revelan que ya lo sabían porque llamaron a los propietarios y que no tiene por qué preocuparse de nada. Momento de semi-silencio incómodo en una cafetería llena. Joe se da cuenta de la película que se ha montado en su cabeza mientras hacía la comparación con el hierro.
Es un momento bastante gracioso tras el tono melancólico que ha adoptado el episodio. Y lo mejor es que de la misma manera que ha conseguido atraparte también te ha hecho reír porque Joe de forma torpe acaba dando una de las piedras que ha estado llevando durante todo el episodio a la familia tras el malentendido.
¿Y una vez termina todo esto? Joe va a casa de su abuela y le da la otra piedra (¡Dios, Marie, son minerales!). Esta responde amablemente con un ‘¡Ya tengo demasiados pisapapeles, Joe…!’ y pasamos a ver un plano con un puñado de piedras en la mesa donde está. Créditos con un mineral de hierro.

En tan poco tiempo hemos conocido a la perfección todo lo que necesitamos saber del propio Joe: Cómo es él, cómo habla, cómo se nos dirige, cómo piensa y sobre todo, cómo ve el mundo. Para Joe Pera, el mundo es un lugar inmenso. Puede ser un caos, con sus malentendidos y sus tribulaciones que no son sino el día a día de nuestras vidas, pero eso no es lo importante. Tal vez Joe Pera no tenga un tono grandilocuente o busque hacernos ver la inmensidad de la existencia, ni lo busca realmente. Él prefiere centrarse en las cosas pequeñas que forman parte de nuestras vidas.

Me parece que en un mundo donde la incertidumbre hacia el futuro no para de crecer, donde las grandes productoras buscan hacerlo todo más y más grande, donde tenemos temporadas de series hechas a contrarreloj con episodios que duran lo mismo que una película entera… Es de agradecer que exista un pequeño rincón de tranquilidad en la tele, uno que sabe que el mundo es extraño pero no pasa nada, porque a pesar de su aparente torpeza su protagonista te coge de la mano, te dice que todo va a estar bien, te cuela alguna cosita que veremos desarrollada más adelante sin que te des cuenta (qué) y ves que, maldita sea, todo tal vez vaya a estar bien.

Lo que más me ha atrapado de Joe Pera Talks With You es su bondad. Y eso es lo más radical que necesitamos ver en este momento.

Este es el efecto que da verse un puñado de episodios en un mismo día.

Pero bueno, ya os he hablado bastante sobre este señor y su fantástica serie sin daros spoilers. Aunque no lo voy a negar, me sabe hasta mal haberos contado de pe a pa todo su primer episodio porque tengo la sensación de que realmente no hay una manera correcta de plasmar en palabras lo que se siente viendo esto. Podría pasarme más párrafos contando cómo al terminar un episodio de la primera temporada rompí a llorar (habéis visto una captura de tal episodio en este mismo artículo), las risas que me dio esa vez en que vi a Joe Pera hablar sobre las distintas fases sobre observar fuegos artificiales, la sonrisa que se me formó durante numerosas veces a lo largo de la serie…

Y no creo que sea bueno excederse cuando se ha dicho el mensaje justo al final de un artículo, así que en vez de hacer una lista os diré que si queréis sentir de primera mano qué significa vivir esta experiencia de primera mano antes de lanzaros a por la serie podéis entrar a ver su quinto episodio gratis en YouTube, Joe Pera Talks You Back to Sleep, definido por mucha gente (me incluyo) como un relajante episodio medio ASMR que te hace reír y además te hace sentir cosas bonitas por la compañía. Otra recomendación sería el especial que salió durante el confinamiento, Relaxing Old Footage With Joe Pera. No hablaré mucho de este, pero os diré que lo vi en una noche bastante mala que estaba pasando y terminé sintiendo el abrazo a distancia.

No diré que sea bueno depender de la televisión para encontrar buenas vibras y estar bien. Necesitamos estar en contacto con nuestras emociones, comunicarnos, el contacto humano. Dicho de una manera muy coloquial… Tocar hierba incluso.
Pero en total seriedad, aunque creo que debemos intentar no formar relaciones parasociales con las personas ficticias que aparecen en nuestras pantallas durante un episodio autocontenido o en una trama que se expande a una temporada entera… Está bien que una haya decidido pasarse a saludar en un mal día.

I know days have cycles, and seasons have cycles. Time is not a cycle for us, just a straight line: One that doesn’t continue forever. But that’s alright, ’cause my routine helps me forget this.

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Morgan

Dibujo, diseño, edito y aquí escribo. Píllame un café, ¿quieres? https://ko-fi.com/syntheticaway